martes, 25 de junio de 2013

Día del Libro

2º SECUNDARIA 


 CUENTO


TIERRA TRAGAME.


Dicen que una vez alguien confundió sus colorados mofletes con dos tomates, y que al ir a arrancarlos, se quemó la mano. Y es que no era para menos, porque Álvaro era el niño con más vergüenza y miedo al ridículo que uno pueda imaginarse; bastaba con que ocurriera cualquier pequeña contrariedad para que se pusiera rojo como una guindilla. Así que el día que le ocurrió algo ridículo de verdad, parecía que iba a estallar de vergüenza.

Álvaro estaba con su amigo Jaime preparando la obra de teatro de "Los tres cerditos", en la que Jaime participaba. Estuvieron jugando un rato hasta que Álvaro recordó que había invitado esa tarde a Dora, la niña más dulce, guapa y lista de la clase, a merendar a su casa, así que salió corriendo hacia el patio, donde encontró a Dora, y le dijo:

ALVARO: ¿Qué, vamos a mi casa? puedo darte un bocata de chorizo...

Y justo cuando estaba acabando la frase se dió cuenta de que había olvidado quitarse la careta y el disfraz de cerdito! Dora quedó petrificada, todos a su alrededor comenzaron a reir, y el pobre Álvaro, incapaz de reaccionar, sólo pensó: ¡tierra, trágame!

Al instante, desapareció bajo la tierra bajo sus pies.

ALVARO: Ahhhhhhhhhhhhhh

Y se encontró en un lugar increíble:

¡allí estaban todos los que alguna vez habían deseado que les tragara la tierra! y no era raro , porque casi todos tenían un aspecto verdaderamente ridículo y divertido. Así conoció al atleta que empezó a
correr en dirección contraria y creyó haber ganado por mucho, a la señorita calva que perdió la peluca en un estornudo o a la novia que se pisó el vestido y acabó rodando como una albóndiga. Pronto se enteró de que la única forma de escapar de aquel lugar era a través de la risa, pero
no de una risa cualquiera: tenía que aprender a reirse de sí mismo. Y era difícil, porque algunos llevaban años allí encerrados, negándose a encontrar divertidos sus momentos de mayor ridículo; pero Álvaro se superó y supo encontrar en aquellos momentos de tanta vergüenza una forma de hacer reír a los demás y darles un poco de alegría.

Y cuando se vio a sí mismo con la careta de cerdo, hablando de chorizo con Dora, no pudo dejar de reírse de la situación.
Al momento volvió a estar en el colegio, delante de Dora, justo donde había dejado su frase. Pero esta vez, lejos de ponerse colorado sin saber qué decir, sonrió, se quitó la careta y meneando su traserito de cerdo dijo:

ALVARO: - Venga anímate, que ¡hoy tengo buenos jamones!

Dora y todos los demás encontraron divertidísima la broma, y desde aquel
día, Álvaro se convirtió en uno de lo chicos más divertidos del colegio,
capaz de reírse y hacer chistes de cualquier cosa que le ocurriera.



1º SECUNDARIA 


CUENTOS


EL GRAN PARTIDO.


Había una vez un grupo de niños que habían quedado para jugar un partido de fútbol por todo lo alto. Habían decidido que cada uno llevaría un elemento importante que hubiera en todos los
partidos oficiales, y así, uno trajo el balón, otro el silbato, otro una portería, otro los guantes del portero, las banderillas del córner, etc... Pero antes de comenzar el partido, a la hora de elegir los
equipos hubo una pequeña discusión, y decidieron que podría elegir aquel que hubiera llevado el elemento más importante.

Como tampoco se ponían de acuerdo en eso, pensaron que lo mejor sería empezar a jugar al completo, con todos los elementos, e ir eliminando lo que cada uno había traído para ver si se podía seguir jugando y descubrían qué era verdaderamente imprescindible. Así que comenzaron a jugar, y primero eliminaron el silbato, pero quien hacía de árbitro pudo seguir arbitrando a gritos. Luego dejaron a los porteros sin guantes, pero paraban igual de bien sin ellos; y tampoco se notó apenas cuando quitaron los banderines que definían los límites del campo, ni cuando cambiaron las porterías por dos papeleras...; y así siguieron, hasta que finalmente cambiaron también el balón por
una lata, y pudieron seguir jugando...

Mientras jugaban, pasó por allí un señor con su hijo, y viéndoles jugar de aquella forma, le dijo al niño:

PADRE: -"Fíjate, hijo: aprende de ellos, sin tener nada son capaces de seguir jugando al fútbol, aunque nunca vayan a poder aprender ni mejorar nada jugando así" .

HIJO: - Pero.......papá, ¡¡¡¡¡ si es que todos los elementos que han traido son importantes para jugar al fútbol!!!!!

Y los chicos, que lo oyeron, se dieron cuenta de que por su exceso de orgullo y egoísmo, lo que se presentaba como un partido increíble, había acabado siendo un partido penoso, con el que apenas se estaban divirtiendo. Así que en ese momento, decidieron dejar de un lado sus opiniones egoístas, y enseguida se pusieron de acuerdo para volver a empezar el partido desde el principio, esta vez con todos sus elementos. Y verdaderamente, fue un partido alucinante, porque ninguno midió quién jugaba mejor o peor, sino que entre todos sólo pensaron en divertirse y ayudarse.



LIO EN CLASE DE CIENCIAS.

En profesor de ciencias, Don Estudiete, había pedido a sus alumnos que estudiaran algún animal, hicieran una pequeña redacción, y contaran sus conclusiones al resto de la clase.

DON ESTUDIETE: - ¡Elegid una animal, de los que hemos visto en clase, e intentad hacer un buen trabajo!

Unos hablaron de los perros, otros de los caballos o los peces, pero el descubrimiento más interesante fue el de la pequeña Sofía:

SOFIA: - He descubierto que las moscas son unas gruñonas histéricas - dijo segurísima

Todos sonrieron, esperando que continuara. Entonces Sofía siguió contando:

SOFIA: - Estuve observado una mosca en mi casa durante dos horas. Cuando volaba tranquilamente, todo iba bien, pero en cuanto encontraba algún cristal, la mosca empezaba a zumbar. Siempre había creído que ese ruido lo hacían con las alas, pero no. Con los prismáticos de mi papá miré de cerca y vi que lo que hacía era gruñir y protestar: se ponía tan histérica, que era incapaz de cruzar una ventana, y se daba de golpes una y otra vez; pom!, pom!, pom!. Si sólo hubiera mirado a la mariposa que pasaba a su lado, habría visto que había un hueco en la ventana... la mariposa incluso trató de hablarle y ayudarle, pero nada, allí seguía protestando y gruñendo.

Don Estudiete les explicó divertido que aquella forma de actuar no tenía tanto que ver con los enfados, sino que era un ejemplo de los distintos niveles de inteligencia y reflexión que tenían los
animales, y acordaron llevar al día siguiente una lista con los animales ordenados por su nivel de inteligencia...

DON ESTUDIETE: -......... y mañana, más dificil todavía, vais a traer los animales que hemos estudiado, ordenados por inteligencia.
Y así fue como se armó el gran lío de la clase de ciencias, cuando un montón de papás y mamás protestaron porque sus hijos e hijas... ¡¡les habían puesto entre los menos inteligentes de los animales!! según los niños, porque no hacían más que protestar, y no escuchaban a nadie.

VOCES DE PADRES Y MADRES: - ¡¡¡¡¡Pero, esto que es!!!!!!!!


Y aunque Don Estudiete tuvo que hacer muchas aclaraciones y calmar unos cuantos padres y madres, aquello sirvió para que algunos, incluso Don Estudiete, se dieran cuenta de que por muy listos que fueran, muchas veces se comportaban de forma bastante poco inteligente.  

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